Hoy conocí a Ian.
Tenía mucho tiempo queriendo conocerlo en persona, es el primer caso que integramos al grupo después de haberlo becado para que aprendiera a programar. Es la primera vez que logramos esa dinámica circular, donde apoyamos a jóvenes para que adquieran conocimiento y posteriormente los integramos al campo laboral dentro del mismo grupo.
Él está actualmente trabajando en el desarrollo de una solución tecnológica para el hospital desde Cdmx y el resto del equipo está en Hermosillo.
Cuando empezamos con ese programa, se integraron más de una decena de jóvenes, sin embargo únicamente tres concluyeron y solo Ian está actualmente trabajando -incluso estudiando-. Ayer platicando con él y su mamá nos dimos cuenta que fue un gran programa, sin embargo hizo falta involucrarnos más en el seguimiento, ya que algunos salieron del programa por temas menores que quizá hubiéramos podido resolver.
El grado de emoción que demostraba Ian cuando platicaba su experiencia y el crecimiento que ha tenido, contagiaba. Después de tomar el programa en la academia, él se inscribió en una universidad en California para seguir adquiriendo conocimientos vía remota. Ya va por el cuarto semestre.
Es joven, ronda los 20 años, pero esas ganas de vivir, de comerse el mundo, me hicieron volver a sentir el pecho estallando de la euforia que dan esas ganas de crear, de crecer, de ser. Le agradecí mucho y si lee esto otra vez gracias, me hizo recordar muchas cosas que eran y siguen siendo impulso para confirmar en lo que estamos trabajando diario.
Este año empezaremos con la segunda generación de programadores, vamos a estar muy atentos a los comentarios y consejos de Ian y de su mama (su mayor apoyo siempre) pues ellos vivieron de manera cercana el proceso y lo que se requiere para lo que está logrando él.
Lo dejo al final, no porque sea algo menor, sino porque para Ian es algo menor: tiene parálisis cerebral.
Bravo Ian.